Saturday, September 28, 2013

El evangelio salva


Eran más de cien adolescentes, la mayoría muchachas, caminando rambla arriba y abajo, acompañadas de los y las maestras, que adoctrinaban sobre cómo entrar a la gente para obtener números de teléfono.

Vestían camisetas coloridas en cuya espalda rezaba “el evangelio salva”. Iban de dos en dos, o de tres en tres. También en grupos mayores. Una chica más adulta decía “nunca debéis ir solas, sois hembras”.

Al final de la rambla, frente a la hamburguesería, tenían montado un escenario con un equipo de sonido enorme por el que petaba a todo volumen un rap: “ya sé que debe haber algún secular que sea normal, con talento y tal, pero es muy seguro que sea un animal”. O algo así. El rap era malo, de todos modos, no cuadraba los tiempos y era agresivo, talibán, talmudista. Allí se concentraban los chicos.

Les miré atónita, deseando que alguien viniera a por mí. Yo iba a la estación, camino del fórum, a algo feliz. Pero me venció la angustia. Esta gente debía haber pedido permiso al ayuntamiento para tal ocasión, y el ayuntamiento lo debía haber concedido.

No comments:

Post a Comment