Sunday, July 14, 2013

Tetas, San Fermines y graduaciones de postín

Al grito de show your tits! las chicas enseñaban las tetas a cambio de gargantillas de perlas plastificadas, de colores fucsia, azul, verde y violeta. Empezó en Mardi Gras, en New Orléans, y luego se extendió a todos los mardi gras, St. Patrick, 4th of July, etc., por todos los parques temáticos en que los americanos convierten las zonas de fiesta,  para que los jóvenes no se desparramen más allá de los muros de contención.

Algún día, como el rock'n'roll, iba a llegar hasta aquí.

¿Cuales son las diferencias? La sociedad americana es tremendamente machista. En una reunión de amigos, las mujeres charlan en la cocina y los hombres juegan a la play en el salón (aunque todo el mundo beba por igual). Veo que en muchos pueblos aquí, funciona del mismo modo, y eso que las cocinas no son tan espectaculares.

Enseñar los pechos y recibir a cambio trofeos de plástico, a hombros de un guapo galán, es para una chica que está de fiesta la oportunidad de convertirse en reina, puesto que al final de la noche, la mujer que ha acumulado más collares es ovacionada y gana invitaciones a salas exclusivas. ¿Es una situación degradante? Yo como mujer europea me sentía al principio insultada ante estas situaciones y me obstinaba en gritar a los chicos show your dick! (más de uno se mostró feliz de que finalmente alguien se lo pidiera y procedió en consecuencia).

Más tarde claudicaría y me volvería, en cierto modo, objeto también, porque así, cuando hablas, te hacen caso.
¿Acaso no es la estrategia que usan las femens?

¿Dónde está el límite? Para muchas mujeres no musulmanas, desnudarse en público y que no se produzca agresión es la celebración máxima de la libertad ganada por las mujeres a lo largo de la historia, desde Lilith a Madonna.

Ya que sufrimos con nuestros cuerpos complicados, ¿Por qué no deberíamos a la vez disfrutarlos, mostrarlos y compartilos? ¿Qué tiene de malo? ¿Y quienes son esta tribu de degenerados que por doquier nos someten, ahogando en piscinas, escondiéndonos del mundo, vendiéndonos como a ganado, cortándonos el clítoris, violándonos y torturándonos? ¿Qué mierda hay en sus putas cabezas?

Un caballero nunca pensaría menos de una mujer ni la humillaría ni le haría daño físico ni emocional.

¿Es la educación la que marca el límite?

Una cosa es caminar a hombros de un amigo de confianza, bajo la luz de la luna, con una preciosa sonrisa y unos pechos felices, a lo hawaiano, y otra muy distinta que una multitud de babosos feos, sudorosos y borrachos te arranquen la ropa y te metan mano impunemente mientras te bañan de vino barato.

Como no es lo mismo que a la graduación las chicas asistan elegantemente de largo, como si fueran a casarse (cosa que no deja de ser hortera y friki), que verlas embutidas en horribles vestidos diminutos y apretados, adornadas con enormes lazos, infectadas de perfume, los pies acalambrados en terribles artefactos, pestañas de araña y labios excesivos, como muñecas hinchables, como si el máster que hubieran estudiado fuera de chupar pollas a los berlusconis del mundo sin atragantarse.

Y eso aquí, en la fantástica ciudad condal, otro gran parque temático.

2 comments:

  1. Ahí queda eso!

    Saludos

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  2. Ja ja sí. Gracias por la visita. Saludos.

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