Sunday, July 07, 2013

Cruïlla, reconexión

Ola de calor para los dos días del Festival Cruïlla en el Parc del Forum. Limpieza, simpatía, buena comida. Errores del primer día, con más caños de cerveza que taquillas de tickets, se corrigieron eficazmente el sábado. Lavabos por doquier, con pica para lavarse las manos. El mar azul, el cielo fucsia y los oriones que planeaban la ciudad al caer la noche, a la espera de pista en el aeropuerto, allá, a lo lejos.

Comida excelente. Ambiente inmejorable. Pintura, castellers, niños, danza. Paseos de un escenario a otro, llenos de aventuras y simpáticos encuentros. Holgadamente, sin agobios, con espacio para bailar, acercarse, marchar. La gente sonreía. ¡Toda la multitud! Como niños de distintas edades, compartiendo el recién adquirido conocimiento sobre aquel juego magnético en la rueda de una bicicleta. Amabilidad, buena educación, chocarse con alguien era recibir una lluvia de caricias y agradables disculpas. Salvo quizás algun/a intelectual y/o turista del norte que iban a la defensiva y con altanería, confundiendo Barcelona, quizás, con Londres, Paris o Munich.

Dimos la bienvenida y celebramos a Snoop Dogg (o Lion) con buen humor, a pesar de su coro de bailarinas de puti-club que se pasó por el forro nuestra respetuosa cultura igualitaria y no-sexista.¿Y qué más da? ¿No es el mundo una gran broma? Vestía el número 10 del Barça y descargó grandes dosis de ironía en sus historias repletas de ritmo y anécdotas. Quick, quick, give something to drink, something to smoke, fast! ¡Genial!

La noche era dulce y el fin de semana estaba siendo fabuloso. Habíamos disfrutado del amor en la música tropical y siempre joven de Ernest Ranglin, cuya vitalidad (¡a los 81 años!) te cambia la vida en un riff. Goran Bregovic nos había convertido a todos en gitanos, saltando en corros, soltando las caderas, reconectando con la tierra, con su Wedding & Funeral Orquestra cuyo nivel musical nos despegó velozmente de los esquemas y la ranciedad.

Brett Anderson había asaltado la noche como una bengala, con su divina voz que no ha perdido un matiz y estos nuevos temas de Suede, frescos, ácidos y necesarios, en unos tiempos faltos de energía e imaginación, como se pudo comprobar en algunos de los grupos que parasitan la escena indie , tristes wannabes de lo que otros ya fueron, antes de convertirse en otra cosa. Preciosos, también, los nuevos temas de Morcheeba, con ese ángel de la emoción que es Skye Edwards, modulando cada historia para arrastrarnos dentro, más dentro de la música, a un lugar oscuro donde por fin se puede encontrar la luz.

Momento fantástico fue la presentación del Cenit de Standstill, que fulminaron con un directo poderoso, emocionante, cohesionado, sin errores. Coros apoteósicos, tambores a ocho manos y una puesta en escena de gran nivel artístico. ¡Glorioso! En la última medianoche actuó Mau en el lounge Estrella (una cabaña de madera en un campo de césped), con su alter ego Esperit!, un homenaje a la composición y la producción, construyendo la magia de la música desde el primer acorde hasta la apoteosis final.

Sí, es sólo música, and I like it!

2 comments:

  1. ¡buena crónica! si que se vive buen ambiente en Barcelona en veranillo, le echaré de menos este año :(
    Muaks!

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  2. Oh... Bueno, siempre quedarán otros veranos ;-) ¡Un abrazo!

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